3 de Marzo de 2016
Jueves de la Tercera Semana de Cuaresma
Lecturas:
Jeremías 7, 23-28
/ Salmo 94, 1-2. 6-9 ¡Ojalá hoy escuchen la voz del Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 11, 14-23
Jesús estaba expulsando a un
demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La
muchedumbre quedó admirada, pero algunos de ellos decían: «Este expulsa a los
demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios.» Otros, para
ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus
pensamientos, les dijo: «Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus
casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir
su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de
Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder
los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos
como jueces. Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios,
quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien
armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si
viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y
reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está
contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Hacía el bien y, sin embargo, decían que su poder venía del mal…
Así de contradictorios pueden llegar a ser quienes se sienten amenazados
en sus privilegios.
Y, si hasta a Jesús lo malinterpretaron, ¿qué queda para nosotros?
Pero él, al contrario de nuestro caso, siguió adelante, confiando en
que, si estaba actuando a favor de los demás, Dios estaba de su lado o, en
otras palabras, «el Reino de Dios ha llegado a ustedes».
Para eso, que busquemos en la Palabra y las señales que nos da el Señor
en nuestra historia, para que sigamos el consejo del salmista: «¡Ojalá hoy escuchen la voz del Señor!» (Sal).
Que podamos hacer nuestro camino personal y comunitario, sabiendo que,
al estar construyendo el Reino, tus adversarios, Señor, intentarán
desvirtuarlo, por lo que debemos estar discerniendo permanentemente qué es lo
correcto y lo bueno. Así sea.
Aprendiendo a llenarnos de Paz, Amor y
Alegría, que nos ayuden a ser misericordiosos como el Padre Dios,
Miguel
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