lunes, 14 de marzo de 2016

La luz del mundo y de la Vida



14 de Marzo de 2016
Lunes de la Quinta Semana de Cuaresma

Lecturas:
Daniel 13, 41-62 / Salmo 22, 1-6 El Señor es mi pastor, nada me puede faltar

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan   8, 12-20
    Jesús dirigió una vez más la palabra a los fariseos, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida.»
    Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale.»
    Jesús les respondió: «Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.
    Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie, y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió.
    En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí.»
    Ellos le preguntaron: «¿Dónde está tu Padre?»
    Jesús respondió: «Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre.»
    El pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.
Palabra del Señor.

MEDITACION
Inmediatamente después del luminoso episodio relatado en el evangelio del reciente Domingo, en el cual Jesús se pone del lado de una mujer perseguida por los prejuicios religiosos, este relato nos cuenta que él se define a sí mismo como «la luz del mundo».
¿Por qué luz?

Porque ilumina de una nueva y más brillante manera, la forma de relacionarnos que tenemos los seres humanos, tanto que, gracias a eso, podemos salir de las tinieblas de la insolidaridad, la indiferencia y la violencia que parecen dominar en nuestra sociedad.
Así como en el caso que recordábamos, «la luz de la Vida» se manifestaba en que importa menos lo que digan las reglas, por importante que sean sus orígenes, que la dignidad humana, de la misma manera los gestos y palabras del Maestro hacen luz sobre los gestos y palabras que decimos nosotros, ayudándonos a ir haciendo un mundo mejor y una sociedad más humana.

Que nos dejemos alumbrar el camino por tus enseñanzas, Señor. Así sea.

Descubriendo, con mucha Paz, Amor y Alegría, que las actitudes misericordiosas ayudan a distinguir a los seguidores de Jesús,
Miguel

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