21 de Marzo de 2016
Lunes de Semana Santa
Lecturas:
Isaías 42, 1-7
/ Salmo 26, 1-3.13-14 El Señor es mi luz y mi salvación
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 12, 1-11
Seis
días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que
había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de
los comensales.
María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió
con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con
la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo:
«¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los
pobres?» Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era
ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en
ella.
Jesús le respondió: «Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el
día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no
me tendrán siempre.»
Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba
allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había
resucitado. Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro,
porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Así como «la casa se impregnó con la
fragancia del perfume», la vida
de quienes le conocieron, quedó impregnada de la misericordia de Dios
transmitida por Jesús.
Él se caracterizaba por tener otro tipo de mirada sobre las cosas y,
especialmente, sobre las personas y sus motivaciones.
Mientras Judas ve un derroche, el Maestro aprecia el cariño.
Es que «de la abundancia del corazón habla la boca» (Lc 6,45). Y está claro lo que abundaba en el corazón de
cada uno de ellos.
Que permitamos que en nuestro corazón abunde la bondad y el amor con que
tú quieres llenar nuestra vida, Señor. Así sea.
Intentando estar entre quienes se dejan
enviar a anunciar, de palabra y con la vida, la Paz, el Amor y la Alegría del
Reino de Dios,
Miguel
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