18 de Marzo de 2016
Viernes de la Quinta Semana de Cuaresma
Lecturas:
Jeremías 20, 10-13
/ Salmo 17, 2-7 Invoqué al Señor y Él me escuchó
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 10, 31-42
Los judíos tomaron piedras
para apedrearlo.
Entonces Jesús dijo: «Les hice
ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren
apedrear?»
Los judíos le respondieron:
«No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que,
siendo hombre, te haces Dios.»
Jesús les respondió: «¿No está
escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses? Si la Ley llama dioses a los
que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿Cómo dicen:
"Tú blasfemas", a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque
dijo: "Yo soy Hijo de Dios"?
Si no hago las obras de mi
Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a
mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre.»
Ellos intentaron nuevamente
detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado
del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron
a verlo, y la gente decía: «Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que
dijo de este hombre era verdad.» Y en ese lugar muchos creyeron en él.
Palabra del Señor.
MEDITACION
En nuestros días no se apedrea a la gente que hace las obras del Padre.
Al menos no en nuestras sociedades; tristemente sí se hace y se llega a
atrocidades peores en otras, como habremos visto en las noticias…
Pero quedémonos en el lugar en que vivimos.
¿No es verdad, acaso, que, en general, nos cuesta apreciar y valorar lo
bueno que otros/as hacen? Nos es más fácil criticar lo que nos parece erróneo
en los demás y, cuando es algo evidentemente favorable, le buscamos segundas y
terceras intenciones…
Que podamos limpiar la mirada, para poder ver el bien donde se encuentre
y pese a que no nos acomode, de tal manera que intentemos apoyarlo, como lo
harías tú, Señor. Así sea.
Descubriendo, con mucha Paz, Amor y Alegría,
que las actitudes misericordiosas ayudan a distinguir a los seguidores de
Jesús,
Miguel
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