miércoles, 29 de junio de 2016

Misionar a la manera de Jesús



PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
3 de Julio de 2016
Domingo de la Décimo Cuarta Semana Durante el Año

Lecturas:
Isaías 66, 10-14 / Salmo 65, 1-7. 16. 20 ¡Aclame al Señor toda la tierra! / Gálatas 6, 14-18

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas  10, 1-12. 17-20
     El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde Él debía ir. Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
    ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
    Al entrar en una casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta casa!" Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.
    Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: "El Reino de Dios está cerca de ustedes".
    Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: "¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca".
    Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad».
    Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre».
    Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo».
Palabra del Señor.

MEDITACION
Cristianismo y Misión están íntimamente ligados. Jesús quiere que se anuncien «las obras del Señor, las cosas admirables que hizo por los hombres» (Sal), entre ellas que «Como un hombre es consolado por su madre, así Yo los consolaré a ustedes» (1L). La respuesta a estos regalos es que sus discípulos «curen a sus enfermos y digan a la gente: "El Reino de Dios está cerca de ustedes"» (Ev), para todo lo cual se nos concede el que «la gracia de nuestro Señor Jesucristo permanezca con ustedes» (2L). Sólo depende de cada quien responder generosamente.
Las palabras “misión” y sus derivadas “misionar” y “misioneros” son –o debiesen ser- parte del lenguaje habitual de los cristianos.
Hubo –y hay- personas extraordinarias que se sintieron enviadas (que es lo que significa el término) e hicieron una gran labor transmitiendo la Buena Noticia del amor misericordioso de Dios. Aquellos misioneros son los responsables de la propagación del cristianismo por el mundo.
Por otro lado, aún hoy, se sigue entendiendo “misión” como visita-rezos-cantos y se culmina con la entrega de un folleto con los datos de la institución que se representa.
Las instrucciones de Jesús, en cambio, son claras: se necesita gente valiente para atreverse a ir «como ovejas en medio de lobos», pero además con coraje para ir sin las certezas materiales: «no lleven dinero, ni provisiones»
Gente que, sume una comprensión acerca de que este mensaje puede cambiar vidas, por lo que es urgente darlo a conocer, evitando las distracciones innecesarias: «no se detengan a saludar a nadie por el camino».
Gente que, convencida ella misma del mensaje, lo viva con tal alegría que donde vaya transmita el espíritu de Jesús: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!».
Gente que no se vaya a sentir superior a nadie por haber sido escogidos/as para ser misioneros/as, sino que recuerden que son un/a hermano/a más y, por ello, con actitud sencilla «coman lo que les sirvan».
Gente, en fin, que, ante las múltiples dolencias, físicas y espirituales, que afectan a nuestros hermanos de humanidad, busca hacer el bien donde encuentren una necesidad: «curen a sus enfermos».
Y, en la medida que más trabajadores acudan, humildes y gozosos, a trabajar en esta «cosecha abundante», se está anunciando, cada vez con más fuerza, que «El Reino de Dios está cerca».
Ahora cabe preguntarse ¿en qué momento se transformó ese servicio generoso al que invita Jesús en un “únete a mi grupo o a mi iglesia”?
Tal vez en ese mismo momento los cristianos empezamos a quitarle lo “bueno” a la “noticia” que portamos con nosotros… Pero nunca será tarde para volver a intentar hacerlo a la manera de Jesús.

Que el Padre bueno, dueño de los sembrados, siga enviando trabajadores a la cosecha y que nosotros escuchemos y acojamos su llamado. Así sea.

Redescubriendo el camino de Paz, Amor y Alegría que es dejarse enviar a anunciar la Buena Noticia a quienes lo necesiten,
Miguel

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Un rey de verdad

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 24 de Noviembre de 2024                           ...