miércoles, 6 de julio de 2016

Si de verdad queremos heredar la Vida eterna…



PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
10 de Julio de 2016
Domingo de la Décimo Quinta Semana Durante el Año

Lecturas:
Deuteronomio 30, 9-14 / Salmo 68, 14. 17. 30-31. 36-37 Busquen al Señor, y vivirán / Colosenses 1, 15-20

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas  10, 25-37
    Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?»
    Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
    Él le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo».
    «Has respondido exactamente, -le dijo Jesús-; obra así y alcanzarás la vida».
    Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?»
    Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver".
    ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?»
    «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor.
    Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera».
Palabra del Señor.

MEDITACION
Ser fiel a Dios, o «heredar la Vida eterna», se alcanza amándolo generosamente, al igual que al prójimo (Ev). ¿Cómo podemos saber eso?. Porque nos lo ha enseñado quien es «la Imagen del Dios invisible» (2L), su Hijo, el que hizo llegar su mensaje hasta nosotros, de tal manera que «La palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la practiques» (1L), con la alegría del salmista que canta «proclamaré su grandeza dando gracias» (Sal).
Esta es la enseñanza definitiva para quien quiera «heredar la Vida eterna». Una enseñanza que hay que rescatar y resaltar en nuestros tiempos individualistas y egoístas.
Más aún cuando muchos cristianos, pese a todo y muchas veces haciendo oídos sordos a las enseñanzas de nuestro Maestro, nos dejamos llevar por la “ola” de la indiferencia.
Parecen pertinentes, ante esta realidad, algunas preguntas: ¿qué calidad de vida llevamos: una del tipo “que los días pasen pronto”, “cada quien se arregla con sus propios problemas”, “ya tengo suficientes problemas para preocuparme por los de otros”; o, más bien, una con fuerza y dinámica de “Vida eterna”?.
Si es que nos interesa alimentar esta segunda opción, ¿sentimos necesario conocer lo que “se lee en la Ley” (la Biblia), es decir, qué tiene que decirnos la Palabra de Dios ante cada situación que nos corresponda enfrentar?
¿Intentamos hacer realidad en nuestros días el amor a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas y con todo el espíritu?
¿Nos damos cuenta que el mensaje de Jesús apunta, como una forma concreta de hacer lo anterior, buscar amarlo en el/ la prójimo/a, que es hijo/a amado/a, como nosotros/as, del Padre Dios?
¿Notamos las decidoras señales de la parábola acerca de que quienes eran “hermanos” de raza y de fe del herido se hicieron a un lado, mientras que fue un “enemigo” quien «tuvo compasión de él» y actuó a su favor?.
¿Y también el hecho de que los dos insensibles al dolor eran “profesionales de la religión”, gente que debía conocer bien lo mandamientos y, probablemente, perfectos cumplidores de todo lo que su “Iglesia” decía que se debía hacer?
¿Entendemos, entonces, que “prójimo” no es una categoría que se gana o a la cual hay que acceder, sino alguien que está próximo o cercano a nuestro corazón, porque sentimos como propio su dolor?
¿Comprendemos que, para quienes nos sintamos amigos de Jesús, estas enseñanzas son una invitación a portarnos como prójimos de todos aquellos que pasan por necesidades y que se nos presenten en el camino de la vida?

Basados en esto, y muchas otras palabras del Maestro, como: «si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda» (Mt 5,23-24); o «Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios» (Mt 9,13); o la muy clara advertencia de uno de sus discípulos: «La religiosidad pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados» (Santiago 1,27), podemos concluir que la mejor alabanza a Dios no es repetir ritos y credos, tampoco encerrarse entre cuatro paredes, por sagradas que sean, sino aquella que impulsa a llevar la misericordia del Padre, en su Nombre, a todos quienes la requieran, donde se encuentren y sin preguntarles en qué creen o no.
¡Qué distinto es esto a todas las interpretaciones que han surgido durante la historia y se han plasmado en distintas religiones!
¿Cuándo nos atreveremos a ser más fieles al Evangelio, para convertirnos y enmendar el rumbo hacia el que fijó y fija el Señor?

Que busquemos alcanzar la Vida eterna, obrando a la manera que señalas con tanta claridad, Señor: descubriendo en el necesitado al más próximo a nuestro amor. Así sea.

Intentando ponernos en rumbo de Vida eterna, llevando Paz, Amor y Alegría a quienes lo necesiten,
Miguel

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Un rey de verdad

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 24 de Noviembre de 2024                           ...