miércoles, 17 de agosto de 2016

¿Qué nos identifica como cristianos?



PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
21 de Agosto de 2016
Domingo de la Vigésima Primera Semana Durante el Año

Lecturas:
Isaías 66, 18-21 / Salmo 116, 1-2 Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio / Hebreos 12, 5-7. 11-13

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas  13, 22-30
    Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.
    Una persona le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?»
    Él respondió: «Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos". Y él les responderá: "No sé de dónde son ustedes".
    Entonces comenzarán a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas". Pero él les dirá: "No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!"
    Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
    Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos».
Palabra del Señor.

MEDITACION
Los creyentes en Dios –en que «es inquebrantable su amor por nosotros» (Sal)- en palabras de Él, «anunciarán mi gloria a las naciones» (1L), lo que hace cada uno de los que «produce frutos de paz y de justicia» (2L), con lo que aseguran ser acogidos en el corazón del Padre, o, según la metáfora de Jesús «en el banquete del Reino de Dios» (Ev).
¿Qué nos identifica como cristianos?
¿Cancelar el 1% o el diezmo en la iglesia?
¿Asistir al culto semanal?
¿Conocer a la perfección el listado de los mandamientos?
Pero, ¿será posible que a quienes hagan todo esto, el Señor, en el momento definitivo, les llegue a decir: «No sé de dónde son ustedes»?
Al parecer sí, ya que, si hemos prestado suficiente atención a su Palabra y su accionar, sabríamos que el criterio seleccionador para ocupar un lugar en «el banquete del Reino de Dios» no será ninguno de los anteriores.
Por lo tanto, si nos interesa estar entre los que “se salvan”, bien podríamos hacer todo lo anterior –si es que nos parece coherente, importante y necesario-, pero, más que preocuparnos de eso, advirtamos que Jesús quiere que nos ocupemos de evitar, lo que llama la puerta ancha, que es la que podemos identificar como aquella que facilita y felicita “el mundo”: la del ansia por el éxito a cualquier costo; la de la priorización de la propia comodidad egoísta; la de considerar a los otros como competidores por los espacios o cargos; la de caminar la existencia con un individualismo que es indiferente a los dolores y necesidades de otros; la de dejarse guiar en la toma de decisiones preferentemente por criterios de materialismo consumista…
Porque todas esas actitudes, al hacerse los desentendidos respecto a los pesares de los otros hijos de Dios, o, peor aún, al ser causante de estos, los ponen entre aquellos que «hacen el mal».
Para quienes se hayan entusiasmado con el proyecto del Reino que comenzó Jesús, queriendo
cambiar esa realidad que endurece corazones y oscurece el alma luminosa que puso en nosotros el Creador, es decir, para quienes desean identificarse como seguidores de Cristo o cristianos (que debiésemos entender como ser otros Cristos en los lugares y circunstancias en que nos encontremos), él hace la invitación a tratar de «entrar por la puerta estrecha», esa que implica más esfuerzo, pero que, por lo mismo, regala más satisfacciones, al ayudarnos a descubrir que somos capaces de superar esos obstáculos; esa que se asemeja a su estilo de vida, el cual le dio plenitud a él y que puede dárnosla a nosotros; esa que se manifiesta en acciones concretas de cara a los hermanos de humanidad, especialmente cercana a los más desfavorecidos, lo que en algún momento Jesús señaló con estos ejemplos: dar de comer a quienes tienen hambre; dar de beber a los sedientos; alojar a quienes se encuentran de paso; vestir a los desnudos; y visitar a enfermos y presos, anunciando que serán quienes manifiesten esa misericordia activa quienes finalmente escucharán: «vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo» (Mt 25,31ss.).

Que aprendamos a ser “últimos”, es decir servidores, para llegar a ser “primeros” en semejanza a tu estilo de Hijo muy querido del Padre misericordioso, Señor. Así sea.

Aprendiendo con Paz, Amor y Alegría en el corazón, a vivir como discípulos del Profeta de la misericordia de Dios,
Miguel

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