PREPAREMOS
EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
25 de Septiembre de 2016
Domingo de la Vigésimo Sexta Semana Durante el Año
Lecturas:
Amós 6, 1. 4-7 / Salmo 145, 7-10 ¡Alaba al Señor, alma mía! / I
Timoteo 6, 11-16
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 16, 19-31
Jesús dijo a los
fariseos:
Había un hombre
rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos
banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que
ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a
lamer sus llagas.
El pobre murió y
fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue
sepultado.
En la morada de
los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a
Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: «Padre Abraham, ten piedad de
mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi
lengua, porque estas llamas me atormentan».
«Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus
bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su
consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran
abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden
hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí».
El rico contestó: «Te ruego entonces, padre,
que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él
los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento».
Abraham respondió:
«Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen».
«No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los
muertos va a verlos, se arrepentirán».
Pero Abraham
respondió: «Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de
entre los muertos, tampoco se convencerán».
Palabra del Señor.
MEDITACIÓN
El discípulo del Reino es llamado a
mantenerse «sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro
Señor Jesucristo» (2L), momento en que se decidirá que los
que «beben el vino en grandes copas y se ungen con los mejores aceites, pero
no se afligen por la ruina» de sus hermanos (1L), recibirán «el tormento»
debido a su actitud indiferente, al contrario del que padeció males, quien
encontrará consuelo en su regazo (Ev), porque «El Señor ama a los
justos» (Sal).
Texto de Fray
Marcos (www.feadulta.com, fragmentos)
Yo también
tengo claro, que en materia de dinero no haremos caso ni aunque resucite un
muerto.
La parábola
va dirigida a los fariseos. Jesús apoyándose en sus creencias, quiere hacerles
ver que, si de verdad creyeran lo que predican, no estarían tan pegados a las
riquezas.
Esta
parábola nos dice lo mismo que (Mt 25,34-46) “Porque tuve hambre y no me disteis
de comer, tuve sed y no me disteis de beber...” Las dos hay que
entenderlas dentro de una visión mitológica del más allá: premio y el castigo
más allá, como solución de las injusticias del más acá.
Utilizar
estos textos para seguir hablando de un premio para los pobres y un castigo
para los ricos en el más allá, no tiene sentido alguno; a no ser que se busque
la resignación de los pobres para que no se rebelen contra la injusticia y
poder así seguir disfrutando los ricos de sus privilegios. Aunque haya que
procurar superar el lenguaje de la época, el verdadero mensaje sigue siendo
válido.
Para poder
comprender por qué el rico, que se
vestía y comía de lo suyo, es lanzado al “hades” (no nuestro infierno), debemos
explicar primero el concepto de rico y pobre en la Biblia.
Para
nosotros “rico” y “pobre” son conceptos que hacen referencia a una situación
social. Rico es el que tiene más de lo necesario para vivir y puede acumular
bienes. Pobre es el que no tiene lo necesario para vivir y pasa necesidades
vitales.
En el AT,
se elogia la riqueza como signo del favor de Dios, y se da gracias por ella.
Fueron los profetas, sobre todo Amós, los que denunciaron la maldad de la
riqueza. Su razonamiento es el siguiente: La riqueza se amasa siempre a costa
del pobre, esclavizándolo. El rico se erige en señor del pobre. Pero para un
judío el único Señor es Dios, por lo tanto el rico usurpa el señorío de Dios y
con ello está fallando religiosamente.
Pobres, en
el AT, sobre todo a partir del destierro, eran aquellos que no tenían otro
valedor que Dios. Se trataba de los desheredados de este mundo que no tenían
nada en qué apoyar su existencia; no tenían a nadie en quien confiar, pero
seguían confiando en Dios. Esta confianza era lo que les hacía agradables a
Dios, que no les podía fallar (Lázaro, -el azar en hebreo- significa Dios
ayuda).
Ahora
comprenderéis por qué el evangelio da por supuesto que las riquezas son malas
sin más matizaciones. No se dice que fueran adquiridas injustamente ni que el
rico hiciera mal uso de ellas, simplemente las utilizaba a su antojo. Si Lázaro
no hubiera estado a la puerta, no habría nada que objetar. Pero es precisamente
el pobre, el que con su sola presencia, llena de maldad el lujo y los banquetes
del rico.
Jesús
descubrió que la riqueza acumulada y no compartida, impide entrar en el Reino
de los cielos; así lo predicó sin contemplaciones. Pero su actitud no fue
excluyente, sino abierta y de acogida para con los ricos.
La clave de
todo el relato es que el rico no descubrió a Lázaro que estaba a la puerta con
los perros (animal impuro); aunque parece que después si lo reconoce cuando lo
ve en el “seno de Abrahán”. Es aquí donde debemos ver el toque de atención de
la parábola. Vivimos tan enfrascados en nuestro hedonismo, que no queremos ver
la miseria que existe en el mundo. Y eso que hoy, ni siquiera tenemos que salir
a la puerta para descubrirla, porque se está colando a todas horas, dentro de
casa por la ventana de la televisión.
El mensaje
del evangelio no está encaminado a solucionar un problema social, sino a
denunciar una falsa actitud religiosa. La desaparición de la injusticia social,
sería consecuencia inmediata de una correcta actitud ante Dios.
Jesús
predica el “Reino de Dios”, que consiste en superar todo egoísmo y hacer de
todos los hombres una comunidad de hermanos.
Lo que
Jesús propone es compartir como fruto del amor que nos une. Los ricos dejarían
de acaparar y los pobres dejarían de serlo, y el camino recorrido humanizaría
tanto al rico como al pobre.
Seguramente
que el rico de hoy hacía favores e invitaría a comer a sus hermanos y a los
amigos ricos como él. Está claro que esa actitud no cuenta para nada en orden a
descubrir su verdadera actitud para con los demás. Un verdadero amor solo está
garantizado cuando hago algo por aquel que no va a poder pagármelo de ninguna
manera.
El amor que
nos pide Jesús nunca se puede desligar de la compasión. Amor sin compasión es
puro interés. La inmensa mayoría de las relaciones que calificamos como amor,
no superan el listón del interés egoísta. El rico demostró su egoísmo porque
ignoró la presencia del pobre, del que nada podía esperar.
Ahora
podemos entender por qué refugiarse en la incapacidad de cada uno para
solucionar el hambre del mundo no puede ser excusa para no hacer nada.
Vuelvo a
recordarlo, la denuncia no es de un problema social, sino religioso.
Jesús no te
está pidiendo que soluciones el hambre del mundo, sino que salgas de tu error
al confiar en la riqueza como salvación. No se te pide que salves el mundo,
sino que te salves tú. Ahora bien, si los ricos dejásemos de acaparar bienes,
terminarían por llegar a los pobres.
Ojalá nos
convenciéramos de que la pobreza no es un problema que alguien tiene que
solucionar, sino un escándalo en el que todos participamos y del que tenemos la
obligación de salir.
Criticar
las injusticias que se están cometiendo hoy en el mundo es lo que hacemos
todos. Se trata de descubrir que aunque yo esté dentro de la más estricta
legalidad cuando acumulo bienes materiales, eso no garantiza que mi relación
con los hombres, y por lo tanto con Dios sea la correcta.
El
evangelio nos dice que el único pecado que existe es olvidarse del hombre que
me necesita. Mi grado de acercamiento a Dios es el grado de acercamiento al
otro. Todo lo demás es idolatría.
Que no dejemos de ver a los muchos “Lázaros” que nos rodean
y después no nos quedemos tranquilos hasta hacer algo para que no sufran por nuestra
indiferencia y las injusticias. Así sea.
Buscando, con mucha Paz, Amor
y Alegría, ser parte de quienes trabajan contra la indiferencia y por la
justicia para los que lo necesiten,
Miguel
No hay comentarios:
Publicar un comentario