PREPAREMOS
EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
18 de Diciembre de 2016
Cuarto Domingo de Adviento
Lecturas:
Isaías 7, 10-14 / Salmo 23, 1-6 Va a entrar el Señor, el rey de la gloria / Romanos 1,
1-7
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 1, 18-24
Este
fue el origen de Jesucristo:
María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»
Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»
Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
Palabra del Señor.
MEDITACIÓN
¿Cómo «son los que buscan al Señor, los
que buscan tu rostro, Dios de Jacob» (Sal)? Son como María y José, que se
ponen a su disposición «para que se cumpliera lo que el Señor había
anunciado» (Ev). ¿Necesitas un impulso para ser parte de
esto? Entonces, «pide para ti un signo de parte del Señor» (1L). Y se te anunciará «la Buena Noticia de Dios […] acerca de su Hijo,
Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la estirpe de David según la carne, y
constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador por su
resurrección de entre los muertos» (2L). Tras esa poderosa señal, ¿cuál
será tu respuesta?
Ante los diversos
conflictos que el egoísmo indiferente provoca entre los seres humanos:
hambrunas, explotación infantil, tráfico de personas, de armas o drogas,
guerras y muchas más que, lamentablemente, siempre han existido, el Dios piadoso
considera adecuado intervenir. Su Plan era que todos los hombres y mujeres, sin
excepción sintiésemos que, cualquiera sea la dificultad por la que pasemos,
está «Dios con nosotros».
Para
eso, proviniendo de su Espíritu Poderoso, llegaría a vivir entre nosotros el
Maestro de humanidad, Jesús, hijo de María, el Emanuel.
Él,
pese a «que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como
algo que debía guardar celosamente» (Flp 2,6), por lo que «no vino para ser
servido, sino para servir» (Mt 20,28), y, así, con su accionar en
favor de los más débiles y desamparados, vino a decir (por medio de sus obras)
que la misericordia de Dios estaba de su lado.
Pero,
antes de seguir es necesario que sepamos que el Señor Todopoderoso no juega a
las marionetas con nosotros, es así que Él, porque es Amor (1 Jn
4,8), y el
amor es libre o no es amor, nos pide –no nos exige- nuestra participación en su
proyecto de ternura y compasión, al cual Jesús posteriormente llamó “el Reino”,
el cual busca revertir tanto odio y tanta injusticia en la Tierra.
Por
eso, por ejemplo, para que fuese posible la Encarnación de su Hijo, necesitó de
María su «que se cumpla en mí lo que has dicho» (Lc 1,38)
y de José que hiciese su parte, incluyéndolo legalmente en la familia del gran rey judío, de tal manera que, pese a las dudas y dificultades, finalmente «llevó a María a su casa».
y de José que hiciese su parte, incluyéndolo legalmente en la familia del gran rey judío, de tal manera que, pese a las dudas y dificultades, finalmente «llevó a María a su casa».
Cuando,
como estos fieles hijos suyos, acogemos la voluntad del Padre Bueno, permitimos
que Jesús siga actuando entre nosotros, con lo que se puede cumplir la palabra
de nuestro Maestro: «yo estaré siempre con ustedes hasta
el fin del mundo» (Mt 28,20). De esa manera es cómo Dios planeó nunca dejar de estar con nosotros.
Que tengamos la disposición de José, María, el Bautista y
todos quienes en su humildad fueron grandes, porque se allanaron a realizar el
Plan de Amor de tu Padre, Señor. Así sea.
Buscando con mucha Paz, Amor
y Alegría, aportar a que Dios esté cerca de todos quienes lo necesitan,
Miguel
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