PREPAREMOS
EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
9 de Julio de 2017
Domingo de la Décimo Cuarta Semana Durante el Año
Lecturas:
Zacarías 9, 9-10 / Salmo 144, 1-2. 8-11. 13-14 Bendeciré tu nombre eternamente / Romanos 8, 9. 11-13
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 11, 25-30
Jesús dijo:
«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas
revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie
conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y
aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y
agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí,
porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi
yugo es suave y mi carga liviana».
Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Que puedan venir a nosotros…
Las brújulas son instrumentos que, debido a
que apuntan una dirección permanente (el norte magnético), pese a los
movimientos que uno realice, sirven para orientarse aún en lugares muy
complejos.
Pues, bien, como sabemos –o debiésemos saber-
nuestro país se encuentra, tristemente, entre los primeros lugares mundiales en
enfermedades mentales, alcoholismo y drogadicción.
Lo notable es que todos estos rangos de
medición son característicos de países “exitosos” económicamente. Así es
considerado nuestro país. ¿Es nuestra condena?
Nosotros, llamados a ser gente de esperanza,
no podemos echarnos a morir ante las complejidades de nuestra existencia común,
por lo que, conociendo la situación de tanta gente que nos rodea, y que se
encuentran muy «afligidos y agobiados», no debiésemos desorientarnos. Nuestra brújula, nuestro norte, es el
estilo y el ejemplo de nuestro Maestro.

Esas cosas no las entienden los sabios y los
prudentes, porque son los mismos que han construido y sustentan este sistema de
relaciones (in)humanas.
Son los «pequeños», aquellos para los
que todo es más difícil, porque no saben de privilegios, quienes entienden que
la vida no es para ser exitosos, sino para ser felices, por lo que sufren menos
de estas enfermedades de nuestro siglo.
A ellos ha escogido el Señor. A ellos nos
debemos. A ellos sería bueno que nos pareciésemos.
Eso, si es que nos decimos seguidores de
quien, pese a ser el Señor de la historia, es «paciente y
humilde de corazón», ya que no ha
venido «para ser servido, sino para servir» (Mt 20,28)
Que podamos estar disponibles para aliviar
las muchas cargas que pesan sobre nuestros hermanos, que podamos aliviarnos
unos a otros y que seamos, de esa manera, felices sirviendo en tu nombre,
Señor. Así sea.
Buscando,
con mucha Paz, Amor y Alegría, acoger en las necesidades y dolores a quienes
nos rodean,
Miguel
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