PREPAREMOS
EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
30 de Julio de 2017
Domingo de la Décimo Séptima Semana Durante el Año
Lecturas:
I Reyes 3, 5-6. 7-12 / Salmo 118, 57. 72. 76-77. 127-130 ¡Cuánto amo tu
ley, Señor! / Romanos 8, 28-30
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 13, 44-52
Jesús dijo a
la multitud:
«El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
«¿Comprendieron todo esto?»
«Sí», le respondieron.
Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo».
Palabra del Señor.
«El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
«¿Comprendieron todo esto?»
«Sí», le respondieron.
Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo».
Palabra del Señor.
MEDITACION
Como «Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman»
(2L), «el Reino de los Cielos se parece» (Ev) a quienes
aprovechando que, entre esos dones, ha otorgado: «Te doy un corazón sabio y
prudente» (1L), y lo utilizan para captar e intentar vivir su mensaje, de manera de poder
sentir que, más que los bienes materiales: «El Señor es mi herencia: yo he
decidido cumplir tus palabras» (Sal).
Saber valorar lo bueno de lo nuevo y de lo
viejo.
¿Es posible ser cristianos inmisericordes?
Se escucha algunas veces juicios muy duros
contra las personas que se suicidan. A menudo provienen de personas que
profesan el cristianismo. Su fundamento está en que sólo Dios puede determinar
sobre la vida humana. Y tienen razón. Al menos en eso. Lo erróneo es no
escuchar los aportes que ha hecho la ciencia al respecto: existen enfermedades
que quitan a ese acto la voluntariedad, por lo que, al no ser propiamente una
decisión razonada, ni, menos, una especie de rebeldía contra el Creador, un
discípulo del profeta de la misericordia, Jesús, no debiese juzgar a esas
personas (ni a ninguna otra, de acuerdo a sus enseñanzas, por cierto).
Y, así, muchas disciplinas modernas podrían
ayudar a optimizar la experiencia de fe que se tenga. Pero muchos cristianos se
aferran a la manera como han conocido que se hacen las cosas siempre, como si
fuese la única posible y que, por lo mismo, sería inmejorable.
¿Es posible ser cristianos sin cercanía a los
demás?
Se suele comentar que las iglesias cristianas
se han quedado atrasadas con respecto a los tiempos que corren (y en algunos
casos, también con épocas y pensamientos ya superados varias veces). Y tienen
razón. Pero eso no significa que haya que contagiarse con lo peor de nuestras
sociedades y abrir paso a la cada vez mayor falta de humanización en las
manifestaciones de la fe, promoviendo, como ya se hace, que ante la falta de
sacerdotes, se puedan realizar Misas o confesiones virtuales, entre otras
“actualizaciones” sugeridas, lo que estaría muy lejos del estilo cercano, hasta
físico, que tenía el impulsor de la revolución de la ternura, Jesús, a quien se
supone que seguimos.

Pero ni todo lo novedoso es bueno, ni todo lo
tradicional está pasado de moda. Tampoco viceversa, por cierto.
Entonces, podríamos
decir que alguien que ame a Jesús y su proyecto, al cual él llamaba «El Reino de los Cielos», buscaría
aprovechar lo mejor de «lo nuevo y lo
viejo» que haya en sus reservas de experiencias y capacidades -sumadas a
aquellas que pueda ir conociendo a lo largo de su vida-, y se pondría en la
disposición de quien, «lleno de alegría,
vende todo lo que posee», es decir, de quien intenta aprender a deshacerse
de lo que le impida vivir según las enseñanzas de su Maestro, que es la
manifestación viva del Reino entre nosotros (cf. Lc 17,21)
Que podamos adquirir la sabiduría del Reino,
Señor, esa que está abierta a reconocer lo que sirve, lo que da mayor y mejor
vida, sin importar la antigüedad o falta de ella que tenga, guiados por tu
ejemplo. Así sea.
Buscando, con
mucha Paz, Amor y Alegría, aprender de Jesús a escoger lo apropiado ante cada
circunstancia con la sabiduría del Reino de Dios,
Miguel
No hay comentarios:
Publicar un comentario