miércoles, 27 de diciembre de 2017

Hacen falta profetas



PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
31 de Diciembre de 2017
La Sagrada Familia de Jesús, María y José

Lecturas:
Génesis 15, 1-6; 17,5; 21, 1-3 / Salmo 104 ,1-6. 8-9 El Señor se acuerda eternamente de su alianza / Hebreos 11, 8. 11-12. 17-19

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     2, 22-40
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley,
Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,
porque mis ojos han visto la salvación
que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".
Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor.

MEDITACION
«Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de Dios, partió hacia el lugar que iba a recibir en herencia» (2L) y porque «creyó en el Señor, […] el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación» (1L). Y, debido a que «Él se acuerda eternamente […] del pacto que selló con Abraham» (Sal), posteriormente enviaría a Quien llegaría a ser «luz para iluminar a las naciones» (Ev), de tal manera que su vida mostrara a la humanidad el camino que lleva desde la fe hacia ser parte de la familia de Dios.
..pero no faltan los que siguen siendo invitados a profetizar.
Siempre ha habido profetas, augures, adivinos, chamanes… etc. Cada pueblo usa su propia denominación para identificar a aquellos seres que, pese a ser uno/a más de la comunidad, tendrían -mediante un contacto privilegiado con los dioses-, el don de ver, especialmente, acontecimientos futuros. Algunos lo harían permanentemente; otros, de manera esporádica o en momentos puntuales.
El pueblo hebreo había conocido muchos durante su historia: de los falsos y de los otros. Pero ¿cómo distinguirlos?
Principalmente, porque los auténticos traían mensajes de esperanza de parte del Dios liberador. Esto, pese a que condimentaran su lenguaje con amenazas de castigos, los cuales todos sus contemporáneos comprendían y aceptaban como merecidos, porque se sabían infieles a las alianzas previamente hechas con Él…
En este pasaje del evangelio, podemos identificar a dos de aquellos “amigos de Dios”, porque sentimos la emoción de Simeón, al descubrir que, según se le había inspirado, al fin sus ojos «han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos», encarnada en ese pequeño niño que era presentado por sus humildes padres ante el altar.
También podemos percibir cómo actúa el espíritu de profecía en Ana, constatando la alegría con que «se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén»
Nuestro mundo siempre, -hoy también; o, quizás, sería más adecuado decir: “hoy más que nunca”- necesita gente que esté, como estos venerables ancianos, abierta a recibir y luego comunicar el mensaje del amor misericordioso de Dios.
Son tiempos, por ejemplo, en los que nuestros adultos mayores no son respetados por su sabiduría, como el Justo Simeón y Ana, la servidora; sino que son desechados como estorbo

Son tiempos, también, en que las familias no viajan unidas, como la de Nazaret, y si llegan a hacerlo, sólo están físicamente juntas, porque cada quien está inmerso en su entretención tecnológica individualista favorita.
Son tiempos en los que no se anuncia alegremente el encuentro con el Señor, como los profetas de este evangelio, sino en los que cada grupo predica su “religión”, buscando diferenciarse, en vez de intentar, como Él rogó: «Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea» (Jn 17,21), que sería, por lo tanto, la manera, en opinión de nuestro Maestro, que daríamos mejor testimonio de fe a los que no creen y, debido a esto mismo, les cuesta más creer...
En fin, hacen falta profetas de Aquel que es la «luz para iluminar a las naciones»: personas que puedan dedicar tiempo a iluminar estas realidades tristes y tan poco humanas.
Y esos, todos podemos serlo alguna vez, muchas veces, durante un largo periodo o durante toda la vida. ¿Te atreves?

Que podamos atrevernos, cada vez más y cada vez mejor, a darle voz y manos y nuestras capacidades a tu necesidad de seguir comunicando el amor del Padre por el mundo, Señor. Así sea.

Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, dar voz y ponernos en acción hacia donde el Señor necesite que llegue el Reino de Dios,
Miguel

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escoger a Dios y sus caminos

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 21 de Septiembre de 2025                          ...