miércoles, 16 de mayo de 2018

Enviados a construir paz y llevar misericordia


PREPAREMOS EL PROXIMO DÍA DEL SEÑOR
20 de Mayo de 2018
Pentecostés

Lecturas de la Misa:
Hechos 2, 1-11 / Salmo 103, 1. 24. 29-31. 34 Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra / I Corintios 12, 3-7. 12-13

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     20, 19-23
    Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»
    Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
    Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes.» Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan.»
Palabra del Señor.

MEDITACIÓN                                                                                                             
El Resucitado, con el poder de Dios, entrega sus dones de paz y reconciliación, pero lo hace, no a personas individuales e individualistas, sino a comunidades: «Estaban todos reunidos en el mismo lugar» (1L). Entonces, «sopló sobre ellos y añadió “Reciban al Espíritu Santo”» (Ev), porque, se sabe que «si envías tu aliento […] renuevas la superficie de la tierra» (Sal). Y, desde entonces, la tierra se ha podido renovar desde el individualismo egoísta, que causa tanto daño, hacia el amor, ya que «en cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común» (2L).
Con la fuerza de su Espíritu.
Los humanos siempre hemos convivido con el problema de la violencia.
La Biblia cuenta que ya la primera pareja de hermanos sufrió este mal. Y así, muchos episodios más en la historia de la humanidad, hasta hoy en que, basta hojear algún periódico, mirar algo los telediarios y hasta tener la terrible experiencia de ser testigos o víctimas de ella en nuestro diario vivir… Es decir, siempre presente.
A este mundo, bajo estas condiciones, vino el Hijo de Dios a mostrarnos cuál es la alternativa del Creador para esta situación. Su opción de vida, según comprendía que era la forma en que se cumplía la voluntad del Padre para nosotros, para todos, fue prodigar misericordia.
Recordemos que cuando le trajeron a una mujer sorprendida en adulterio, crimen que, según la ley vigente (ley divina, según sus tradiciones) era penado con la muerte por apedreamiento –violentísimo castigo- su reacción, sin embargo, fue el perdón: «Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante» (Jn 8,1-11)
O que, para enseñar cómo era su Padre –que también es nuestro- narró la historia del hijo que repudió la vida junto a su progenitor, pecando –nada menos- contra uno de los primeros Mandamientos que había dado Dios a su Pueblo (el cuarto); esta alegoría debiese haber terminado con algún castigo, pero lo hace más bien con el padre acogiendo misericordiosamente y celebrando al descarriado y, además, al otro hijo enfurruñado (Lc 15,11-32)
A mayor abundamiento, hilemos el mensaje que significan estas palabras suyas: «Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9), «Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra […] Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores» (Mt 5,38-39.43.44), las que tiene como corolario coherente su oración en la cruz, refiriéndose a quienes se portaron como sus enemigos: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34)
Sabemos por experiencia que perdonar es el acto más difícil de realizar para nosotros, por eso se dice que “errar es humano, perdonar es divino”. Eso, que puede entenderse como una limitante, para quienes quieren decirse cristianos debiese ser, más bien, un incentivo, un nuevo desafío: buscar asemejarse a Dios también en esto, según la propuesta de nuestro Maestro: «sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo» (Mt 5,48)
No es fácil, reiterémoslo. De hecho, recordemos la ocasión en que Jesús enseñaba a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo». La inmediata respuesta de los Apóstoles fue el decidor ruego: «Auméntanos la fe» (Lc 17,3-5).

Entonces, sabiendo que el perdón es una herramienta poderosa y necesaria contra la violencia, pero con una honestidad como la expresada por los primeros seguidores del Maestro, pidamos mucha más fe que la que tenemos. Y, ya que celebramos Pentecostés, acojamos con cariño y buena disposición este inmenso don de Dios que es el Espíritu Santo, el cual es Él mismo actuando desde nosotros, con una buena dosis de paz interior, la que es obsequio del Resucitado, como nos recuerda este trozo del evangelio, ya que, antes de enviarlos a perdonar, como uno de los signos de su fe en Él, les bendijo con su paz dos veces.
Como meditábamos recientemente, hay que honrar sus últimas palabras mientras vivió entre nosotros: “ámense los unos a los otros”, y una buena forma de cumplirlas son las últimas que nos dijo ya glorificado: «Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen». Porque perdonar es un muy concreto fruto del amor. Y es la mejor herramienta para vencer la violencia, de tal manera que la paz se establezca sólidamente entre nosotros.

Que podamos permitir a tu Santo Espíritu, Señor, actuar en y desde nosotros, para construir un mundo mejor, en el cual reine la paz y la misericordia, frutos tan necesarios siempre. Así sea.

Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, acoger al Espíritu de Dios que nos da la fuerza y el empuje para realizar un mundo más bueno,
Miguel

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escoger a Dios y sus caminos

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 21 de Septiembre de 2025                          ...