miércoles, 9 de mayo de 2018

Una forma efectiva de medir la fe


PREPAREMOS EL PROXIMO DÍA DEL SEÑOR
13 de Mayo de 2018
La Ascensión del Señor

Lecturas de la Misa:
Hechos 1, 1-11 / Salmo 46, 2-3. 6-9 El Señor asciende entre aclamaciones / Efesios 1, 17-23

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     16, 15-20
Jesús resucitado se apareció a los Once y les dijo:
    «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
    Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán.»
    Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
    Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.
Palabra del Señor.

MEDITACIÓN                                                                                                             
«El Señor es el Rey de toda la tierra» (Sal) y su encargo para todos quienes creen en Él es «anuncien la Buena Noticia a toda la creación» (Ev). Su aporte para que lo logremos es: «recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra» (1L), así podremos atrevernos sin temor a realizarlo y luego valorar «la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza» (2L).
Ni impasible, ni estática.
Una canción popular romántica afirma: “me gustas tanto que puedo quedarme a hablar sobre ti por siempre”. Claro que es una exageración, pero se comprende que quiere expresar una situación conocida: cuando alguien está enamorado, probablemente, su tema recurrente será la persona objeto de ese amor.
¿Cómo podríamos interpretar, de acuerdo a esto, el que tantos cristianos no hablemos de Jesús, a quien se supone que amamos, por lo que debiese ser nuestro tema principal?
Claro, hay que reconocer que nos cuesta bastante, en primer lugar, debido a la mala fama que tenemos, en general, los creyentes: hablamos a veces, pero nuestra forma de relacionarnos con los demás y nuestras actitudes no se asemejan mucho a lo que predicamos, lo que hace muy difícil que nos quieran escuchar.
A la vez, habría que consignar la dificultad que representa el que en nuestros tiempos somos bombardeados por muchos mensajes, de múltiples orígenes, contenidos y profundidades, lo que hace imposible poner atención a todo.
Por todo ello, las palabras están muy desvalorizadas.
El antídoto a todo esto es hacer que las acciones, inspiradas en el Evangelio, hablen por nosotros, de tal manera que se cumpla el que «estos prodigios acompañarán a los que crean»
¿Cuáles prodigios? nuestros actos solidarios y fraternales, los que dirán más eficazmente que nada en qué creemos, o, mejor, en Quién creemos: en el Dios generosamente misericordioso, porque es todo amor, ya que esas actitudes son lo extraordinario –los “milagros”- de nuestro tiempo egoísta e indiferente por la situación de los que sufren, tan necesarios como en su tiempo podía serlo la inmunidad contra las serpientes y otros fenómenos mencionados por el Maestro…
Notemos, ahora que él señala que estos signos serán propios de “los que crean”, por eso este día podríamos afirmar que el estado de salud de nuestra fe se mide por el impulso misionero que nos mueva, porque ser misioneros es ser enviados y a amar es a lo que se nos ha enviado.
¿Qué movió, por ejemplo, a Francisco Javier a llevar el evangelio al África, la India y Japón en tiempos en que eran lugares casi inaccesibles?
Su fe: “Si esas islas tuvieran maderas aromáticas y minas de oro, los cristianos tendrían el valor para ir allí, y todos los peligros del mundo no lo impedirían. Están acobardados y alarmados porque allí no hay otra cosa qué ganarse más que las almas de los hombres. ¿Y el amor ha de ser menos valeroso que la avaricia?”
¿O qué llevó a David Livingstone a explorar lugares casi imposibles hasta perderse?
Su fe: “Desde aquí voy a irme al más distante de los países. Allá Dios ha plantado el estandarte de su cruz como una señal a su Iglesia para que se llenen todos los espacios intermedios, hasta que no haya un solo lugar en la tierra que no haya sido pisado por un mensajero de la salvación, ni un solo hombre al que no se le haya predicado el evangelio. La voz del Señor pregunta: ‘¿A quién mandaré?’ Ojalá cada uno de vosotros que tenga la intención, por la gracia de Dios, de dedicarse al ministerio conteste inmediatamente: ‘Aquí estoy. Mándame’"

¿O qué impulsó a Damien de Veuster a ir a establecerse entre los leprosos marginados en la isla de Molokai?
Su fe: "Hago lo imposible por mostrarme siempre alegre, para levantar el ánimo de mis enfermos. Estoy feliz y contento, y si me dieran a escoger la salida de este lugar a cambio de la salud, respondería sin dudarlo: Me quedo con mis leprosos toda mi vida"
Y así, tantos otros, gracias a Dios.
Es que, si de verdad creemos en la Buena Noticia del amor del Padre Dios y en su profeta misericordioso, el Resucitado por ser testigo de ese amor, la alegría de saberlo no nos permitiría quedarnos quietos; necesitaríamos darlo a conocer. Pablo, el gran apóstol misionero diría que es «porque el amor de Cristo nos apremia» (2 Cor 5,14).
Entonces, cabe preguntarnos qué nos impide hoy anunciar «la Buena Noticia a toda la creación» (o, al menos a la porción de esta que nos rodea), si, para esta tarea somos asistidos por el mismo Señor que está sentado a la derecha del Padre, y qué nos inspira nuestra fe a hacer ahora al respecto…

Que podamos permitir al ardor que nos transmite tu Palabra, Señor, empujarnos a buscar la forma de servir, amar, atender, proteger, empatizar, como formas concretas y eficaces de llevar tu Buena Noticia a nuestros hermanos. Así sea.

Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, que nuestras palabras y acciones, inspiradas en el amor del Señor, hagan la diferencia en el mundo que nos rodea,
Miguel

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escoger a Dios y sus caminos

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 21 de Septiembre de 2025                          ...