14 de mayo de 2013
San Matías apóstol
Lecturas:
Hechos 1,
15-17. 20-26 / Salmo 112, 1-8 El
Señor lo hizo sentar entre los nobles de su pueblo
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 15, 9-17
Como el Padre me amó, también yo los he amado
a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en
mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de
ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los
otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los
amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo
servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo
amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí,
sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y
ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo
concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a
los otros.
Palabra del Señor.
MEDITACION
«No son ustedes los
que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes».
Si
Jesús eligió personalmente a sus discípulos más cercanos, como lo recuerda él
mismo, ¿quién o quiénes tendrían la legitimidad de escoger a sus reemplazantes?
«¿Quién es como el Señor, nuestro Dios?»
(Sal). Nadie, por cierto. Por eso la Iglesia, el conjunto de
los creyentes, se atreve a acometer esta tarea, pidiendo, en oración, el
auxilio del Señor (1L).
Esta
buena y ejemplar práctica tiene muy poco que ver con las nominaciones que
exclusivamente hace el Papa en nuestros tiempos. Es de esperar que los aires
nuevos que ha traído Francisco incluyan una renovación o, mejor dicho, un
volver al origen, confiando en la madurez de los cristianos para escoger,
guiados por el Espíritu Santo, a los mejores, aquellos que conocen bien la
realidad de la comunidad, para que sean sus pastores.
Para
que actuemos como adultos en la fe, danos tu espíritu de sabiduría, Señor, de
manera que asumamos nuestras responsabilidades y logremos convencer a quienes
corresponda de que esto es lo evangélico y lo sano en nuestras relaciones
internas. Así sea.
Revestidos con
la fuerza que viene de lo alto para convertirnos al Reino de la Paz, el Amor y la
Alegría,
Miguel.
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