martes, 20 de agosto de 2013

Aportar para volver a los orígenes más auténticos del cristianismo

20 de agosto de 2013
Martes de la Vigésima Semana Durante el Año

Lecturas:
Jueces 6, 11-24 / Salmo 84, 9. 11-14 El Señor promete la paz para su pueblo

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   19, 23-30
    Jesús dijo entonces a sus discípulos: «Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos.»
    Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
    Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.»
    Pedro, tomando la palabra, dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?»
    Jesús les respondió: «Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.
    Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
El cristianismo de los comienzos encantó y atrajo a los esclavos y a los más pobres. Escucharon con alegría que «los últimos serán los primeros», y que «el que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos» (Mc 9,35); también que «la Buena Noticia es anunciada a los pobres» (Lc 7,22)… etc.
El mensaje daba un giro potente a lo que eran las costumbres y las formas de culturales de
relacionarse.
En algún momento, lamentablemente, la comunidad cristiana se fue transformando en una estructura poderosa y le fueron ampliados los “ojos” a las agujas, para que los ricos pasaran con más facilidad. Y los pobres perdieron la Iglesia. O, peor aún, la Iglesia perdió a los pobres.
Por eso fue profético escuchar del Papa que quería “una Iglesia pobre y para los pobres”, ya que eso la haría volver a sus orígenes, siendo más auténtica que la que hay hoy.
Todos debemos aportar a que sea así.

Que nos inspiremos en tu ejemplo, Señor, ya que tú, siendo rico, te hiciste pobre por nosotros (cf 2 Cor 8,9) y nos hagamos humildes y sencillos para los demás. Así sea.

Buscando que el fuego del Reino de la Paz, el Amor y la Alegría arda en nuestro tiempo y nuestra vida,
Miguel.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Un fuego que consume el mal para poder construir el bien

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 17 de Agosto de 2025                              ...