jueves, 19 de septiembre de 2013

Valorar en primer lugar a los que muestran hechos concretos de amor

19 de septiembre de 2013
Jueves de la Vigésimo Cuarta Semana Durante el Año

Lecturas:
I Timoteo 4, 12-16 / Salmo 110, 7-10 ¡Grandes son las obras del Señor!

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   7, 36-50
    Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.
    Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!»
    Pero Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.» «¡Di, Maestro!», respondió él.
    «Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos amará más?»
    Simón contestó: «Pienso que aquel a quien perdonó más.»
    Jesús le dijo: «Has juzgado bien.» Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor.»
    Después dijo a la mujer: «Tus pecados te son perdonados.»
    Los invitados pensaron: «¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
¡Qué desconcertante este maestro que no parece valorar –respetando sus costumbres respecto a la pureza y la distancia de los pecadores- a su anfitrión!.
Es que Jesús no se pierde en normas de urbanidad más o menos hipócritas y, en cambio, acoge y destaca el gesto de la pecadora, «porque ha demostrado mucho amor».
Tú, yo, y todos los que nos sentimos amigos del Nazareno, somos llamados a recordar que debemos valorar en primer lugar a los que muestran hechos concretos de amor, independiente de su condición, por sobre los que hablan elocuente y elegantemente de las cosas buenas, pero no son acogedores ni misericordiosos con los demás, es decir, no viven el amor. Y, por cierto, buscar estar nosotros mismos en ese primer grupo.

Sólo tú puedes, Señor, ayudarnos a enderezar nuestro caminar. En este caso, valorar más los gestos concretos de amor de los demás que las convenciones sociales y ser, a nuestra vez, compasivos y cercanos de los demás. Así sea.

Yendo unidos por los caminos de la Paz, el Amor y la Alegría del Reino,

Miguel.

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