30 de enero de 2014
Jueves de la Tercera Semana Durante el Año –
Ciclo A
Lecturas:
II Samuel 7,
18-19. 24-29 / Salmo 131, 1-5. 11. 13-14 El Señor Dios le dará el trono de David, su padre
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
4,
21-25
«¿Acaso se trae una lámpara para ponerla
debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el
candelero? Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto
que no deba manifestarse. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!»
Y les decía: «¡Presten atención a lo que
oyen! La medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía.
Porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que
tiene.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Tengo
la experiencia muy cercana de gente que no posee el sentido de la audición y
las dificultades que esto conlleva en una sociedad que ignora esa discapacidad:
casi todo está hecho para ser escuchado. Además es complejo para ellos la
sociabilización, porque, al contrario de los no videntes, por ejemplo, no se
percibe de inmediato su inhabilidad.
Entonces,
uno puede leer en el evangelio «¡Si alguien tiene oídos para oír, que
oiga!» y preguntarse “¿quién podría no tener oídos
para oír?”.
Lo lamentable es que habemos quienes sin tener
impedimento físico, no oímos y obviamos la advertencia: «¡Presten atención a lo que oyen!».
Porque el mensaje es prístino desde siempre:
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu
espíritu. Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 22,37.39).
Dejando claro que ambos están íntimamente relacionados, porque «¿Cómo puede
amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?» (1 Jn 4,20).
Ayúdanos
a destapar el oído y limpiar la vista, Señor. El primero para oír efectivamente
tu mensaje movilizador; el segundo para ver lo evidente del amor que debe
ponerse en práctica. Así sea.
Buscando
anunciar con la vida convertida que el Reino de la Paz, el Amor y la Alegría
está cada vez más cerca,
Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario