28 de febrero de 2014
Viernes de la Séptima Semana Durante el Año
Lecturas:
Santiago 5, 9-12
/ Salmo 102, 1-4. 8-9. 11-12
El Señor es bondadoso y compasivo
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
10,
1-12
Jesús fue a la región de Judea y al otro lado
el Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre,
les estuvo enseñando una vez más.
Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo
a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su
mujer?»
El les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les
ha ordenado?»
Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una
declaración de divorcio y separarse de ella.»
Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les
dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde
el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre
dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De
manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que
Dios ha unido.»
Cuando regresaron a la casa, los discípulos
le volvieron a preguntar sobre esto. El les dijo: «El que se divorcia de su
mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se
divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
La idea es clara: si Dios realiza algo,
siempre lo hará bien (cf
Gn 1,31). Por lo tanto, lo que Él une no lo debe
separar nadie.
Eso no es lo mismo que decir que ningún
matrimonio puede separarse nunca.
Todos conocemos matrimonios que son fruto de
la obcecación, o como respuesta a un embarazo, o producto de la conveniencia…
en fin, muchos motivos que no tienen relación alguna con la voluntad del Señor.
Por lo tanto, por más que lo hayan realizado
en una catedral y oficiado por el Papa, no necesariamente lo unió Dios, si es
que no los unió el amor.
Hay que tener cuidado, entonces, con
demonizar a las personas que han fracasado en su relación, agregándole un nuevo
dolor al ya lacerante que están sufriendo.
Eso no es cristiano. Menos usando tan mal la
Palabra de Dios.
Señor,
que amas que nos amemos y que nuestro amor dé buenos frutos, perdona nuestra
severidad con los que fallan en su proyecto de pareja: aumenta nuestra
misericordia. Así sea.
Buscando con Paz,
Amor y Alegría entender lo que dice el Señor y ponerlo en práctica,
Miguel.
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