Respetar a esos a los que les pertenece el Reino

1 de marzo de 2014

Sábado de la Séptima Semana Durante el Año

Lecturas:

Santiago 5, 13-20 / Salmo 140, 1-3. 8 Que mi oración suba hasta ti, Señor, como el incienso

EVANGELIO

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos   10, 13-16

Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.»

Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor.

MEDITACION

Leí hace unos días una frase que me hizo mucha gracia: “Los padres dicen: ’algún día serás padre y me entenderás’. Pero ellos también fueron hijos y no nos entienden”.

Lo gracioso es que tiene mucha verdad esa ironía: los adultos olvidamos demasiado fácil lo inquietos, curiosos e ingenuos que son y que éramos cuando niños; y nos impacientamos con demasiada facilidad con sus actitudes.

Pero, además, y eso es lo peor desde la perspectiva de Jesús, me parece: solemos ser bastante soberbios menospreciándolos, tal como los discípulos a los que les pareció que su Maestro era demasiado importante para perder el tiempo con los niños.

Ellos (y nosotros) perdieron de vista que los niños son personas sujetos de derechos, como todos. Pero, más aún que ellos están en una posición privilegiada para entender y acoger la ternura del Padre, hasta que sus mayores terminen de cargarlos con sus frustraciones y fobias y se conviertan, a su vez, en complicados adultos a quienes les cueste deshacerse de sus temores y comodidades para aceptar la invitación a recibir el Reino.

Que nuestra oración suba hasta ti, Señor, como el incienso y que baje hasta nosotros el espíritu de niños que hemos perdido con el paso del tiempo, para hacernos poseedores de la belleza del Reino. Así sea.

Buscando con Paz, Amor y Alegría entender lo que dice el Señor y ponerlo en práctica,

Miguel.