8 de abril de 2014
Martes de la Quinta Semana de Cuaresma
Lecturas:
Números 21, 4-9 / Salmo 101, 2-3. 16-21 ¡Señor, escucha mi oración!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
8,
21-30
Jesús dijo a los fariseos:
«Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán
en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir.»
Los judíos se preguntaban: «¿Pensará matarse
para decir: "Adonde yo voy, ustedes no pueden ir"?»
Jesús continuó: «Ustedes son de aquí abajo,
yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso
les he dicho: "Ustedes morirán en sus pecados." Porque si no creen
que Yo Soy, morirán en sus pecados.»
Los judíos le preguntaron: «¿Quién eres tú?»
Jesús les respondió: «Esto es precisamente lo
que les estoy diciendo desde el comienzo. De ustedes, tengo mucho que decir,
mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es
lo que digo al mundo.»
Ellos no comprendieron que Jesús se refería
al Padre.
Después les dijo: «Cuando ustedes hayan
levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y que no hago
nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó. El que me envió
está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada.»
Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.
Palabra del Señor.
MEDITACION
A
propósito de la frase de Jesús: «adonde yo voy, ustedes no pueden ir»,
me preguntaba
si existiría algún lugar al que podamos ir en exclusiva, es decir, donde nadie
más que nosotros pudiésemos ingresar.
Llegué
a la conclusión que existe sólo uno: nuestra conciencia.
En
ese único “sitio” absolutamente inviolable por alguien externo se radica
nuestra toma de decisiones, es a éste que le habla el Señor, intentando
convencernos (nunca obligarnos) de seguir su camino de paz y amor que lleva a
la alegría.
Porque
Él, como Padre bueno que es, sólo quiere nuestra felicidad.
Pero,
como sabemos, hoy, tal como vivimos, no somos felices. Algo anda mal entonces
en nuestras decisiones al respecto.
Jesús
propone una alternativa: creer en que él es el portador del mensaje de Dios, el
que vemos reflejado en su forma de vivir la vida: solidaria y generosamente,
hasta las últimas consecuencias («Cuando
ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre…»
en la cruz…), transmitiéndonos de esa manera una
perspectiva distinta y más plena de relacionarnos entre nosotros.
Él
fue feliz de esa manera y nos invita a serlo de manera semejante.
Señor
Jesús, que siempre estás con el Padre, en unidad de propósitos, para
transmitirnos la vida en abundancia, te pedimos que amplíes nuestras
conciencias para que comprendamos que amando y sirviendo a nuestros hermanos te
encontramos a ti, es decir la vida plenamente gozosa. Así sea.
Con Paz, Amor y
Alegría en el corazón, confiando en la Resurrección y la Vida que promete el
Señor,
Miguel.
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