17 de Agosto de 2015
Lunes de la Vigésima Semana Durante el Año
Lecturas:
Jueces 2, 11-19
/ Salmo 105, 34-37. 39-40.
43-44 ¡Acuérdate de mí, Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 19, 16-22
Se le acercó un hombre y le
preguntó: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida
eterna?»
Jesús le dijo: «¿Cómo me
preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en
la Vida eterna, cumple los Mandamientos.»
«¿Cuáles?», preguntó el
hombre. Jesús le respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no
darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo
como a ti mismo.»
El joven dijo: «Todo esto lo
he cumplido: ¿qué me queda por hacer?» «Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús
ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el
cielo. Después, ven y sígueme.»
Al oír estas palabras, el
joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Es muy
llamativo que cuando le preguntan qué Mandamientos se debe cumplir para «conseguir la Vida eterna», Jesús “se salta” notoriamente los primeros
del listado, esos relacionados con el amor y el respeto que se le debe a Dios.
Ni más ni
menos…
Incluso,
cuando la persona que conversa con él, le responde que todo aquello lo ha
cumplido, el Maestro sube la vara, como diciéndole: “veamos si lo has hecho con
el corazón o sólo como si hubieses estado llenando un formulario: haz algo que
realmente te cueste ahora…”
Lo que
necesitaba comprender él (y nosotros) es que amando (de verdad, no por cumplir)
se honra, se respeta y se ama al Padre Dios, Padre suyo y de nosotros, que nos
ama y sea alegra si nos amamos. Es decir, ya no se “consigue”, sino que se
puede «entrar en la Vida
eterna», una forma de vida que conecta con el Espíritu de Dios mismo.
Que
tengamos del hombre del evangelio la preocupación por la Vida eterna, pero
aprendiendo el estilo tuyo, Señor: no de cumplir, sino de amar. Así sea.
Intentando hacer los cambios necesarios
para que, alimentados del pan de Vida, podamos ser testigos de Paz, Amor y
Alegría para el mundo,
Miguel
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