4 de Noviembre de 2015
Miércoles de la Trigésimo Primera Semana
Lecturas:
Romanos 13, 8-10
/ Salmo 111, 1-2. 4-5. 9 Feliz el que se compadece y da prestado
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 14, 25-33
Junto con Jesús iba un gran
gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: Cualquiera que venga a mí y no me ame
más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y
hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga
con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere
edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si
tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar
y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: «Éste comenzó a edificar y no
pudo terminar».
¿Y qué rey, cuando sale en
campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres
puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario,
mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la
paz.
De la misma manera, cualquiera
de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Estos textos
con exigencias a la vida de los creyentes, tradicionalmente se han predicado
con un dedo alzado y luego apuntando a los cómodos pecadores oyentes que no son
capaces de sacrificios “por el Señor”…
Desde la
perspectiva del espíritu misericordioso del Padre, que quiso reflejar con su
vida y palabras el Maestro, me parece más adecuado entender que la forma de
“amar más” a Jesús que él esperaría es preocuparse, ocuparse, querer y cuidar a
los demás, preferentemente los más débiles y pobres de ellos, considerando dichoso
el que «da
abundantemente a los pobres» (Sal).
Pablo lo
entendía de esta manera: «el
que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley» (1L). Es decir,
amar (servir, cuidar, ayudar) es la forma de cumplir con los mandamientos, otra
forma de decir: “agradar a Dios”.
Que busquemos
amarte y servirte a la manera que tú lo quisiste, Señor: amando y sirviendo a
nuestros hermanos. Así sea.
Intentando vivir las bienaventuranzas de la
Paz, el Amor y la Alegría, que son el camino hacia la Vida plena,
Miguel
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