PREPAREMOS
EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
8 de Noviembre de 2015
Domingo de la Trigésimo Segunda Semana Durante el Año
Lecturas:
I Reyes 17, 8-16 / Salmo 145, 7-10 ¡Alaba al Señor, alma mía! / Hebreos 9, 24-28
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 12, 38-44
Jesús enseñaba a la multitud:
«Cuídense de los escribas, a
quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y
ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los
bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con
más severidad».
Jesús se sentó frente a la
sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos
ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos
pequeñas monedas de cobre.
Entonces Él llamó a sus
discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que
cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero
ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir».
Palabra del Señor.
MEDITACION
Las viudas, en tiempos antiguos, carentes de
hombre proveedor, eran pobres (1L),
por eso, Jesús valora tanto su aporte, comparado con la de los ricos que «daban en abundancia» (Ev). Y, como «el
Señor abre los ojos de los ciegos» (Sal),
nos lo abre a nosotros acerca de la auténtica generosidad, «para salvar a los que lo esperan» (2L) de la ignorancia y del egoísmo que tanto mal hacen
a la humanidad.
Se nos viene una
nueva Teletón.
Para muchos, un
acontecimiento de solidaridad que une y mueve a todo un país tras el objetivo
de ayudar a rehabilitarse a los niños con discapacidades físicas.
Para otros tantos,
un gran show sensiblero, que busca, mediante la lástima, empujar a ser
solidarios a quienes no se motivan espontáneamente.
Hay dos concepciones,
desde el punto de vista de la solidaridad, en la que no lograrán ponerse de
acuerdo. Pero tú, desde tu opción de vida, suponiendo que influida por el
ejemplo y la palabra de Jesús, ¿qué haces en momentos que se necesita la
solidaridad?
A mí me marcó y me
identifica mucho la que impulsó el Cardenal Silva Henríquez y su equipo en
aquellos tiempos de persecuciones y diversos sufrimientos que significó la
dictadura, cuando creó la Vicaría de la Solidaridad, para acoger a todos, sin
distinción, con el único requisito de padecer las distintas situaciones ya
conocidas.
Y esto lo hizo bajo
la inspiración en la parábola del Buen Samaritano (Lc
10,29-37), la que nace de la
pregunta que alguien le hace a Jesús para poder determinar quién es el “prójimo”
a quien se debe amar, que es una forma de saber, por descarte, con quiénes no
es obligatorio este precepto…
El Maestro, con su
sorprendente sabiduría, responde elaborando un relato en el que un judío, un
hermano de raza de quien consulta, es asaltado en el camino y abandonado con
sus heridas. Entonces, uno tras otro, pasan dos funcionarios de la religión que
todos ellos comparten y siguen de largo, probablemente ambos tenían buenos
motivos (o excusas) para no distraerse con la desgracia de este hombre: tal vez
priorizando su labor en el servicio del Templo de Dios, como los que tratan mal
a los demás o son indiferentes a sus dolores y luego «fingen hacer
largas oraciones».
El contrapunto lo
da el que la tercera persona que se cruza con la víctima de la agresión es un
miembro de un pueblo enemigo y de distinta religión, quien sí se compadece y
hace todo lo que puede por este desconocido.
La significativa
pregunta que le devuelve Jesús a su interlocutor es, no quién debiese ser, sino
quién «se portó como prójimo del hombre asaltado
por los ladrones».
Es que en su
mensaje, en el camino del Reino que predicaba, las denominaciones eran menos
importantes que las conductas concretas.
Por
eso, si se trata de situaciones en las que hay personas en dificultad o ante
una gran necesidad, es decir, cuando hace falta solidaridad, quien se inspira
en el Nazareno es prevenido de no estar entre aquellos que hacen ostentación de
sus acciones, los que «serán juzgados con
más severidad», ya que su incoherencia de vida los dejará al descubierto.
Y, al
revés, llama a estar atentos, emular y alentar a quienes, como la pobre mujer,
son capaces de dar de corazón, de «lo que
tenía para vivir», ya que eso tiene más valor cualitativo, declarando que a
sus ojos, ella ha dado «más que
cualquiera de los otros».
Que busquemos
asemejarnos a la viuda y a todos los que, desde su pobreza, son ricos en
generosidad cuando alguien los necesita, Señor. Así sea.
Intentando abrir cada vez más el corazón,
para que entren su Paz, Amor y Alegría, convirtiéndose en generosidad,
Miguel
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