jueves, 5 de noviembre de 2015

Si se trata de ser solidarios…

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
8 de Noviembre de 2015
Domingo de la Trigésimo Segunda Semana Durante el Año

Lecturas:
I Reyes 17, 8-16 / Salmo 145, 7-10 ¡Alaba al Señor, alma mía! / Hebreos 9, 24-28

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos   12, 38-44
    Jesús enseñaba a la multitud:
    «Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad».
    Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
    Entonces Él llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir».
Palabra del Señor.

MEDITACION
Las viudas, en tiempos antiguos, carentes de hombre proveedor, eran pobres (1L), por eso, Jesús valora tanto su aporte, comparado con la de los ricos que «daban en abundancia» (Ev). Y, como «el Señor abre los ojos de los ciegos» (Sal), nos lo abre a nosotros acerca de la auténtica generosidad, «para salvar a los que lo esperan» (2L) de la ignorancia y del egoísmo que tanto mal hacen a la humanidad.
Se nos viene una nueva Teletón.
Para muchos, un acontecimiento de solidaridad que une y mueve a todo un país tras el objetivo de ayudar a rehabilitarse a los niños con discapacidades físicas.
Para otros tantos, un gran show sensiblero, que busca, mediante la lástima, empujar a ser solidarios a quienes no se motivan espontáneamente.
Hay dos concepciones, desde el punto de vista de la solidaridad, en la que no lograrán ponerse de acuerdo. Pero tú, desde tu opción de vida, suponiendo que influida por el ejemplo y la palabra de Jesús, ¿qué haces en momentos que se necesita la solidaridad?
A mí me marcó y me identifica mucho la que impulsó el Cardenal Silva Henríquez y su equipo en aquellos tiempos de persecuciones y diversos sufrimientos que significó la dictadura, cuando creó la Vicaría de la Solidaridad, para acoger a todos, sin distinción, con el único requisito de padecer las distintas situaciones ya conocidas.
Y esto lo hizo bajo la inspiración en la parábola del Buen Samaritano (Lc 10,29-37), la que nace de la pregunta que alguien le hace a Jesús para poder determinar quién es el “prójimo” a quien se debe amar, que es una forma de saber, por descarte, con quiénes no es obligatorio este precepto…
El Maestro, con su sorprendente sabiduría, responde elaborando un relato en el que un judío, un hermano de raza de quien consulta, es asaltado en el camino y abandonado con sus heridas. Entonces, uno tras otro, pasan dos funcionarios de la religión que todos ellos comparten y siguen de largo, probablemente ambos tenían buenos motivos (o excusas) para no distraerse con la desgracia de este hombre: tal vez priorizando su labor en el servicio del Templo de Dios, como los que tratan mal a los demás o son indiferentes a sus dolores y luego «fingen hacer largas oraciones».
El contrapunto lo da el que la tercera persona que se cruza con la víctima de la agresión es un miembro de un pueblo enemigo y de distinta religión, quien sí se compadece y hace todo lo que puede por este desconocido.
La significativa pregunta que le devuelve Jesús a su interlocutor es, no quién debiese ser, sino quién «se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones».
Es que en su mensaje, en el camino del Reino que predicaba, las denominaciones eran menos importantes que las conductas concretas.

Por eso, si se trata de situaciones en las que hay personas en dificultad o ante una gran necesidad, es decir, cuando hace falta solidaridad, quien se inspira en el Nazareno es prevenido de no estar entre aquellos que hacen ostentación de sus acciones, los que «serán juzgados con más severidad», ya que su incoherencia de vida los dejará al descubierto.
Y, al revés, llama a estar atentos, emular y alentar a quienes, como la pobre mujer, son capaces de dar de corazón, de «lo que tenía para vivir», ya que eso tiene más valor cualitativo, declarando que a sus ojos, ella ha dado «más que cualquiera de los otros».

Que busquemos asemejarnos a la viuda y a todos los que, desde su pobreza, son ricos en generosidad cuando alguien los necesita, Señor. Así sea.

Intentando abrir cada vez más el corazón, para que entren su Paz, Amor y Alegría, convirtiéndose en generosidad,

Miguel

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